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Estoy haciendo de la ciclotimia un estilo de vida

martes, 29 de enero de 2008

Y el diablo creó la calza


Cosas que te hacen sentir que estas envejeciendo:
Conoces gente que nació en años de los cuales vos tenés recuerdos
El canal Volver pasa los programas que mirabas en tu adolescencia
Se pone de moda ropa que vos ya usaste

Y ahí está la madre del borrego. Es cierto que nada se pierde, todo se transforma pero no es lo mismo que tu vieja te diga que ella tenía un vestidito como ese que te compraste, que ver en una vidriera ese equipete que tenés en una foto de un cumpleaños de una amiga de la primaria y/o secundaria
De más está decir que si, tengo esa foto pero jamás de los jamases saldrán a la luz.

Y aquí el por qué del titulo. La calza, ese invento del demonio. Esa prenda que en pleno furor de la lycra brillante aterrizó en forma de “ciclista”, para ir copando el mercado con distintos largos y cortes.

En mis años mozos, se usaba la calza con otro engendro nefasto llamado vestido bobo. Y, como si fuera poco, la combinación se completaba con una vincha ancha….de lycra obvio.
Como si a los diseñadores de ese momento les hubiera agarrado un ataque de epilepsia mientras laburaban, los colores y estampados podían llegar a ser: vestido bobo blanco con lunares, grandes como los del juego Twister, en color fuscia rabioso con calzas haciendo juego. O calzas, brillantes, con estampado símil caribe multicolor y bobo liso porque ya era suficientemente ridículo.

El tema es que la calza volvió. Ya sin el bobo, por suerte, pero con su misma adherencia. Y a quién le queda bien la calza? Absolutamente a nadie. Ok, a Dolores Barreiro, pero yo hablo de gente normal.

Si sos gorda, olvidate. Si sos flaca, te hace patas de tero. Si tenes cuerpo de Conogol (ese es mi cuerpo! como diría Jorge Rossi) te agranda las caderas y te afina los tobillos todavía mas. Y ni hablar de las calzas blancas o de colores claros que hacen público tu estilo de ropa interior y cada pozo de celulitis.

Claro, no faltará el comentario masculino que dirá “a mi la calza me calienta” (si si, lo digo por vos) y ese es el ultimo punto en contra de esta prenda, calienta. Y estamos en verano, no voy a desarrollar esto porque creo que se entiende y no sería de buen gusto.

Por eso, usala en el gimnasio, en la limpieza de tu casa los sábados, para dormir si sos muy friolenta pero por favor basta de calzas publicas.

viernes, 25 de enero de 2008

Sabor a infancia


Los palitos de la selva
Las pastillas Yapa, si tenias las que venían en tubo de plástico eras re groso
Los caramelos Fizz, el de uva era insuperable!
Los chupetines Loly Pop que venían de a 4
Y los gloriosos, inolvidables y nunca superados Capitán del Espacio!!!!
Que me vienen con Havannas, Milkas o Jorgitos, no se puede pasar por esta vida sin haber tenido el placer de compartir un gran Capitán con Cindor. Ah, no sos de zona sur y nunca los probaste? Looooooooser!!!!!

viernes, 18 de enero de 2008

La vieja chota

Advertencia! El siguiente texto es la dramatización de un hecho real y contiene lenguaje adulto

Día gris, el cielo no se decide y cae una lloviznita que no moja pero molesta. Salgo a la vereda angosta y a las pocas cuadras me encuentro con el temido espécimen.
Caminando lento, con un taconeo casi maquiavélico y un paraguas del tamaño de una sombrilla, se apodera de la breve senda.
Amago por la izquierda, dribleo por la derecha pero a pesar de su escasa movilidad la criatura me impide el paso.
El diablito en mi siniestra me dice “remontala de un voleo en el upite!”, el angelito en mi diestra responde “ma´sí!” mientras dentro de mi cabeza empieza a sonar Hell Bells y se me nubla la vista por la presión de la sangre en los globos oculares.
No puedo pasarla, no puedo saltarla, no puedo eludirla de ninguna forma para seguir con mi camino.
De golpe, el ejemplar se detiene bruscamente ante la visión de un articulo que atrae su atención desde una vidriera. Mis reflejos fallan y mis ojos quedan a escasos centímetros de las afiladas varillas de su paraguas.
Con perversa indiferencia la vieja chota se da vuelta y me dice con sorna - ¿te lastimaste?
La furia sube por mi garganta y no hablo, mas bien escupo - ¡No llueve señora, por qué no cierra el paraguas y se lo mete en el orto!
- Sos una maleducada!, grita la vieja pero yo sé que en el fondo está feliz porque logró su objetivo básico, joder.
- Prefiero ser maleducada y no tuerta, mascullo mientras bajo a la calle para alejarme lo mas pronto posible de la siniestra criatura.
Quiero aclarar que la chotes y la edad no son sinónimos, la vieja chota fue evolucionando de una niña mala a una adolescente amarga y de una joven reprimida a una adulta resentida. Son una subespecie que se siente realizada en la obstrucción del paso, la queja en el comercio, el empujón en el bondi para estar cerca del timbre aunque falten diez cuadras para la parada. Y estos son sólo algunos ejemplos.
Por eso, tengan cuidado. La vieja chota está ahí, agazapada a la espera del momento oportuno.
Brotan con la lluvia como los hongos y el moho deseosas de cruzarse con su némesis, una neurótica obsesiva e intolerante como yo.

miércoles, 16 de enero de 2008

Y sí, yo también tengo un blog

La multitud lo pedía! a partir de ahora tengo blog. soy re moderna, ja!
El unico problemita es que no se me ocurrió nada sobre que escribir, ya bajarán las musas...y la fainas para acompañarlas